LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja
Hojas y líneas vacías

Mi sustento: Hoja de plátano
Mi uniforme: Camisa
Mi techo: Teja
2018
Fotografía
100 cm x 55 cm c/u
LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja

Hojas y líneas vacías

Mi sustento: Hoja de plátano
Mi uniforme: Camisa
Mi techo: Teja
2018
Fotografía
100 cm x 55 cm c/u


LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja
LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja
LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja
LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja
LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja






LÍNEAS Y HOJAS VACÍAS. Mi sustento: Hoja de plátano; Mi uniforme: Camisa; Mi techo: Teja

HOJAS Y LÍNEAS VACÍAS



Mi sustento: Hoja de plátano
Mi uniforme: Camisa
Mi techo: Teja
2018
Fotografía
100 cm x 55 cm c/u

Mi sustento
Mi uniforme
Mi techo.


El Placer. Una tierra de altas hojas, un espacio poco conocido,
es considerado como el lugar donde se albergan escaleras que te acercan al cielo,
minúsculos catálogos de sonidos,
abanicos de anchas hojas verdes,
cientos de hojas sonoras que encielan casas,
y las frías filosas hojas del machete,
componen el sumario de una cuartilla que suscita la presencia de líneas para ser leídas.

Cuando se abrían los abanicos de anchas hojas verdes, las líneas incontroladas por su extensa
longitud, terminaban por enredarse en las camisas de uniforme que vestían los trabajadores al
momento de extraer el alimento del Placer.

Ni hablar de los minúsculos catálogos de sonido, eran tan diminutos que cientos de ellos podían
reposar en líneas sobre una hoja de zinc para así ondular pequeños murmullos, en el techo de una
casa.

A diferencia de las frías y filosas hojas del machete, que al ser tan delgadas y relucientes, delataban
con inmediatez las abrumadas líneas que se enfrentaban a los continuos cortes de su dueño.

La cuartilla del Placer era un sin fin de hojas y líneas que se querían pronunciar,
pero llegaron a ser tan domesticadas que les bastó con lo poco que podían contar.