Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
Cúmulo de fe

2024
Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
81 x 103 x 72 cm.
Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela

Cúmulo de fe

2024
Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
81 x 103 x 72 cm.


Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
Cumulo. Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela

CÚMULO DE FE


2024
Escultura en parafina, pabilo, cúrcuma, pimienta y canela
81 x 103 x 72 cm.

¿Cómo el fuego teje una alfombra?

A veces escribimos para ver morir a una mosca. Dibujamos círculos con la mente mientras imaginamos que el tiempo y el espacio mueren y renacen cada vez que el cadaver de una mosca cae al suelo. Gravedad. A veces trenzamos hilos, pelos, cuerdas, desenmarañamos y retejemos las madejas de lana y algodón en nuevas figuras; es así como conversamos entre nosotras—humanas y ovejas—y susurramos al ombligo de la tierra nuestros secretos. Fractales. Soltamos las intuiciones sobre la tela como pequeños peces de fibra y vellón con una escritura biomatemática hecha de entrañas y estrellas.

Todas las mañanas del mundo deseo con la luz de una vela. Deseo por la pulsión de recordar que en esta dimensión estamos rotas y en una búsqueda compleja de reintegración. Espirales. Invoco el arte. Llamo a los espíritus del fuego calentando su carne: carne-cera de las abejas y carne-parafina de los humanos. Todas las noches del mundo invoco con la luz de una vela porque las noches se nos han dado para volar. Invoco el arte para fugarme de las fundas de poliéster, nylon y seda, y nadar en remolinos hacia la montaña, así como la revolución invoca al teatro para dotarnos de ropa nueva, y así como la moral invoca las historias de animales que hablan para cambiar los bailes de nuestras lenguas. Con mis manos y mis tripas porosas prendo una vela. Reposo las rodillas en el suelo y con la grasa de mi piel altero la temperatura del ambiente, me incorporo como versos sufíes o cumbias sampuesanas:

oscuro cera parafina algodón fuego mente espíritu carne grasa lana figuras oveja tierra luz

Todas las mañanas del mundo deseo con la luz de una vela. Recuerdo que estoy rota y a la vez siento como me reintegro en espirales, soy una larga trenza de hilos, pelos y cuerdas que suenan, que sueñan. Armonías. Y es que a veces morimos para aprender cómo escribe una mosca, para entender la gravedad, los fractales, las espirales, las armonías, o para aprender cómo el fuego teje una alfombra.



Especial agradecimiento a Vela Casiopea por su acompañamiento.